Una sobrina (¡gracias M!) me mandó un correo remitiéndome a un artículo sobre el origen de la palabra Halloween (derivado de Hallows’ eve o la víspera del día de Los Santos). Lo que me hizo pensar en cómo viajan las ideas entre los diferentes espacios y tiempos humanos. En cómo las ideas nos utilizan para desplazarse y reproducirse. En cómo equivocadamente pensamos que nosotros utilizamos las ideas, cuando muchas veces es al revés.

Luego leí sobre las muertes por asfixia de las tres chicas en la masiva fiesta de Halloween celebrada en un pabellón deportivo de Madrid. Pensé que en sus familias de ahora en adelante se recordará Halloween de manera –cruelmente– especial.

Y también leí sobre el descubrimiento en Bulgaria de una ciudad prehistórica declarada ya (hasta nuevos hallazgos) como la más antigua de Europa: 4.700-4.200 años.

  En esa población ya existía un sitio para honrar a sus muertos, que eran enterrados de manera muy particular;  lo que producirá cientos  de investigaciones en el mundo. Los muertos nos hablan. A veces desde muy lejos.

Les deseo una feliz conmemoración del día de los Difuntos,  porque aparte de la tristeza que siempre produce la desaparición de nuestros seres queridos, a menudo también sentimos una gran felicidad por haberlos conocido en este mundo y recordarlos como fueron.

Y con un poco de ese especial humor mexicano para la muerte, heredado de los aztecas, los dejo con una peculiar frase de esa gran película “Macario” que el protagonista dice para justificar el acto de honrar a los difuntos:

!Recuerden que pasamos más tiempo muertos que vivos!