De Adriano, villas y acentos

Marguerite Yourcenar
Marguerite Yourcenar

La semana pasada fui a hacer una visita que era como una promesa. Hace muchos años, cuando leí por primera vez sobre el emperador Adriano, sus andanzas, sus manías helenófilas, su pasión por la astrología y la arquitectura, me propuse que algún día iría a conocer la Villa de Adriano, que es una pequeña ciudad que el emperador diseñó y construyó en Tívoli (Tibur, en español) porque no soportaba Roma (¡qué diría de la Roma de hoy!).

Tiempo después leí Memorias de Adriano de la increíble Marguerite Yourcenar, escritora belga de tanta calidad que los racistas-chauvinistas-sexistas de la Académie française….no tuvieron más remedio que admitirla en su seno… ¡en 1980!  ¡Y era la primera mujer allí!

Los principios de libertè fraternitè, pero sobre todo los de egalitè, los franceses siempre los han dejado en el papié-tualé….

Que no se me olvide decir que la traducción española de esta novela fue hecha nada menos que por Julio Cortázar, gran admirador de la Marguerite.

Se fueron añadiendo circunstancias y personajes a este viaje que ya parecía imposible, hasta que fui con dos sobrinas muy queridas. Mi amiga Vita tenía razón: no quedan sino las ruinas, los espíritus y ese extraordinario paisaje que es como un templo. Los depredadores de arte de siempre (Vaticano y Louvre, por ejemplo) han dado buena cuenta de su anterior grandeza. El tiempo y la desidia han hecho lo suyo también. Ahí les dejo algunas fotos y una copia .pdf del libro de Marguerite traducido por Cortázar por si quieren darle una mirada.

Antes de despedirme, pienso en las repeticiones de la vida. El emperador Adriano era originario de una región del imperio (romano)  que es hoy Sevilla. Cuentan que tenía un fuerte acento de esa región hispana cuando hablaba latín, y eso daba qué hablar en su época. Jorge Bergoglio, argentino, hoy el Jefe de Estado de la Ciudad  del Vaticano, además de jefe supremo de la Iglesia Católica, habla italiano (y latín) con un fuerte acento español, y eso también da qué hablar en esta época. Adriano, que no quería a los cristianos (y detestaba a los judíos), construyó una villa como una ciudad llena de estatuas consideradas paganas por los cristianos (y por los judíos), pero que hoy adornan los museos del Vaticano…Cortázar, que nació hablando español, terminó su vida con un fuerte acento francés, lengua de Marguerite… y bueeeeno, como diría un argentino;  antes de que todas estas relaciones me lleven a un callejón sin salida pregunto:¿habrá alguna esperanza de que el Papa Francesco, que ya reabrió el proceso de canonización de Monseñor Romero pueda meter su santa mano para que le devuelvan algunas estatuas a la Villa? ¿Por lo menos las que son paganas? What are the odds?

Yourcenar, Marguerite – Memorias de Adriano

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