Los distintos dialectos del español difieren, como es de esperar en una lengua hablada por 500 millones de hablantes.
“¡Qué jeta!” es una expresión que se usa en español peninsular para expresar el descaro, la impudicia, la desvergüenza, la insolencia de alguna persona.
Y aquí, en el caso de esta mujer, Federica Gagliardi, me gusta mucho la expresión porque es un caso en que la jeta real (que ya no aguanta más relleno de silicona), le hace fuerte competencia a la jeta metafórica.
El caso es que esta tal Federica es una de las tantas amiguetas de Berlusconi, que lo acompañó en delegación oficial ante el G8 apenas el año antepasado, y fue atrapada ayer en el aeropuerto de Roma, Fiumicino, en un vuelo procedente de Maiquetía, con 24 kilos de cocaína en su monísimo carry-on donde traía (también) otro tipo de regalitos y souvenirs…otras chucherías, pues.
El caso me produce náuseas por tantas cosas que trataré de resumir:
1. A un hermano mío y a un brillante exalumno de nuestro Departamento (por separado), hace unos dos años, algunos miembros de la GNB (¿el horror es su divisa?) los vejaron y humillaron en Maiquetía buscándoles drogas en cualquiera de los resquicios de sus maletas, y luego de sus cuerpos.
Dónde estaba esta misma GNB cuando la amiguita de Berlusconi pasó por ahí ayer con 24 kilos de cocaína en su necessaire? ¿No la revisaron porque era rubia, rica y pasajera de primera? ¿Cuáles son las instrucciones que tiene este cuerpo tan honorable y profesional? O, mejor dicho, ¿cuánto fue la inmunización que tuvo que pagar Federica, y a quién, para pasar «ilesa»?
2. La Federica creyó sinceramente que pasar 24 kilos de cocaína por el aeropuerto de Maiquetía es algo que puede hacerse…y tuvo razón. Cuando estuve en diciembre en Mérida fui a una bodega y pregunté si había queso, o cuajada, o leche (uno empieza con grandes sueños y va degradándolos) y el bodeguero movió tristemente la cabeza y me respondió que él podía encontrar cocaína, y decirme dónde encontrarla, pero que ya no sabía donde comprar ni queso, ni cuajada, ni leche y mucho menos venderme estos productos. Me afirmó que lo decía en serio, que no era una ironía ni una exageración.
Es decir, que describir Caracas como parte de la importante triangulación (o pentagonación, que el numero de ángulos no es lo que cuenta) de la cocaína mundial según el escritor (de izquierda, por cierto) Roberto Saviano en su novela «Zero Zero Zero» no es ficción.
La pobre cretina de la foto calculó bien el tramo Maiquetía-Fiumicino. Después de todo, Maiquetía es un punto especial en el universo donde alguien con una maletica que lleva un millón de dólares (¿ya se olvidaron de Antonini Wilson?) pasa desapercibido. ¿Por qué no 24 quilos de coca?
No había calculado bien la de la jeta que en Italia, la red que la había protegido hasta ahora, ya ha caído un poco en desgracia.
Porque todo lo que sube, baja.
Amén. Y que así sea.
ps: olvidaba decirles que el apodo de esta mujer dos años atrás, cuando estaba «en la buena» era «la dama blanca». ¿Las palabras anticipándose a la realidad?
Así es. Hoy ha dado otras declaraciones esta «dama blanca», y la cosa no mejora.
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Muy bueno Lourdes!! que descaro no?
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