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África oculta

Máscaras africanas. Mercatino, Trieste. Lourdes, 2011.
Máscaras africanas. Mercatino di Trieste. Lourdes, 2011

Hace ya un par de meses, me llegó una programación cultural de los eventos triestinos y había una invitación para una “Noche Africana”. Decía que habría música, comida y hasta unos mini-talleres de percusión y danza. Me pareció atractiva la cosa, que además era gratuita. Era en un club cerca del muelle. Contacto a mi amiga triestina y quedamos en vernos en el sitio.

Feketre y Yeabsera

En verdad estaba muy entusiasmada con esta actividad. Hacía poco que Italia y Francia habían estado en efervescencia con el problema de los emigrados de Libia que huían por miles hacia las costas de Italia. Sólo a la costa de Lampedusa, pequeña isla al sur de Sicilia llegaron !18.000! en marzo. Varios gobiernos europeos habían tratado de negociar el destino de esta pobre gente cuya revolución en contra del ahora ex-socio Gadhafi, estaban apoyando. Las historias trágicas sucedían una tras otra y estuvieron en todos los diarios por meses, como la de Asfaw Beley y su mujer embarazada Feketre Alemu, etíopes que habían pagado 1.200 dólares por cabeza a un traficante de personas para ser trasportados a las costas italianas. Cuando el «capitán» del  barcón donde viajan 284 emigrados africanos hacinados dio la orden de zarpar, Feketre comenzó a tener los dolores de parto. !Qué hacer!  Habían esperado dos años el turno de partir y !ya habían pagado! Se suben y Feketre da a luz a su hijo durante la travesía. Al llegar a tierra es atendida en un hospital, en Linosa, una isla más pequeña cercana a Lampedusa. El niño nace bien. Se llama Yeabsera, que en lengua ahmaric significa  regalo de dios.

Y esta es una historia relativamente feliz… Si  no se piensa en la gente que trafica con la miseria, claro.  Si uno se concentra en Yeabsera, el regalo de dios. Pero también los diarios habían estado llenos de feas historias de racismo que no vale la pena traer a colación. El hecho es que la celebración de esta fiesta africana en Trieste me pareció una oportunidad de reunión, un ejemplo de convivencia. Un llamado a la reflexión.

Me voy a mi fiesta y llegué como 20 minutos más temprano;  entré en el local que  ya estaba lleno, pero me daba la impresión de que había habido un evento antes y que la gente anterior se había quedado rezagada, porque no se veía «movimiento africano» de ningún tipo. Salí de nuevo, comprobé la dirección. Sí. Era allí. Me senté en una sala más o menos vacía y esperé. En unos diez minutos o algo así comenzaron unos muchachos a transportar unos tambores a esa sala. Me acerqué. Fotografié los tambores. Me di cuenta de que la cosa como que era afuera al descubierto donde había una terraza con muchas mesas de madera y sus bancos. Salí. Busqué una mesa libre para mi amiga y yo. Seguí esperando. Miré alrededor y había bastante gente. Pero de africanos, cero.  !!!Con decirles que la persona más morena que había allí era yo!!!!

Objetos africanos. Mercatino di Trieste. Lourdes, 2011

Entra mi amiga y le hago señas. Se sienta conmigo y nos saludamos. Ella comenta  que hay bastante gente. Yo le hago notar que sí, pero que no veo los africanos para la danza, la percusión, los talleres, etc.

Ella mira alrededor un poco confusa y dice: Mmmmm. Tienes razón.

En eso, comienza el «acto», «la fiesta africana«. Traen los tambores y todos los tamboreros, italianos y BLANCOS comienzan a tocar, y la instructora de danzas africanas, italiana, BLANCA, comienza a estimular al público para que participe. El público sale a bailar y poco a poco todos entran en un frenesí-tipo-africano interesante de observar.

!!YO NO LO PUEDO CREER!!

Comienza a entrarme primero una cierta tristeza y luego un sentido casi de indignación: De alguna manera me sentía estafada. Me levanto, voy al frente y comienzo a filmar el «frenesí- tipo-africano«. Mi amiga me pregunta por qué estoy filmando. Y le digo calmadamente. “Quiero explicarle a mi familia que en Europa se está gestando una cultura  neo-africana sin africanos”. (Imagino cómo sería una «fiesta italiana» sin italianos).  Ella está un poco avergonzada y me dice que no entiende lo que pasa. Y se preocupa:  “qué van a pensar de nosotros”, me dice.  Yo le respondo que en verdad es un asunto muy personal pensar que una invitación a una fiesta africana para exponer la cultura africana debería incluir africanos. Pero que yo bien puedo estar equivocada.

No era sarcasmo. Mucho menos crueldad con mi querida amiga que estaba tan perpleja como yo. Era que yo ya había empezado hasta a dudar de mi misma. Saqué el papel impreso con la invitación. Revisé. Nadie había mentido. Decía Fiesta Africana solamente. Nunca se prometió que habría africanos.

Cuando fui a comprar una cerveza en la barra  y a ver lo que había de comida, tratando de salvar la velada…..

!vi a los africanos!

!por fin!

!Estaban en la cocina! !Muy serios! !Cocinando!

Mi amiga triestina y yo nos fuimos. Los talleres de percusión con instructores italianos blancos ya habían comenzado. Caminamos por el muelle un rato en silencio. Mi amiga estaba todavía triste. Le agradecí mucho su tristeza.  Sin embargo, mis esperanzas de integración se quedaron en el aire porque  pensaba  con dolor que Europa está dispuesta a la «fiesta africana» siempre y cuando los africanos no estén.

O estén sólo para la foto, como le dijo un ministro del equipo de Sarkozy a Sarkozy después de que este se hiciera una foto con un joven negro en un acto público en Francia.

El cretino ministro no se dio cuenta de que el micrófono estaba encendido y le dijo algo así como:

!Siempre es bueno tener a un negro cerca,

para la foto!

Estatuas africanas. Mercatino, Trieste. Lourdes, 2011.
Estatuillas africanas. Mercatino di Trieste. Lourdes, 2011