Noblesse oblige

principeHabía un cuento que leía de pequeña en unas de esas enciclopedias que circulaban en la época (El Mundo de los Niños, creo). En el cuento, un príncipe recorría sus tierras en su caballo buscando una futura esposa que fuera hacendosa. El “inteligente” príncipe había ideado un test para encontrar la “perfecta ama de casa”.

El test consistía en que cuando veía una posible candidata, le pedía ayuda para alimentar a su caballo, y le decía algo así como “Mi caballo es muy particular. Sólo come esa especie de pelusa que crece debajo de las camas». Sure enough, la mayoría de las candidatas le entregaban con mucho contento las pelusas solicitadas.

Hasta que encontró una que le respondió algo como “Señor, esa hierba debe crecer sólo bajo las camas de los ricos, bajo la mía, desafortunadamente no hay. Venga y mire para que lo compruebe”. El príncipe fue y al ver como brillaba de limpio el piso debajo de la cama de la virtuosa chica, supo que esa era “the one” y la desposó.

El cuento, además de aburrido, me parecía inverosímil, ya que el que un príncipe se ocupara tanto de las pelusas en las baldosas y tan poco de reinar era un poco extraño, para mi al menos. Bueno, debo confesar que las moralejas, las verdades universales y las chicas virtuosas siempre me despertaban sospechas.

Hoy leo que el duque de Warmland, Carl Philip, tercero en la sucesión al trono de Suecia, buscando a su futura duquesa y tal vez princesa (transportado en los 550 caballos de su Porsche), en una discoteca encuentra su mujer soñada: Sofia Hellqvist, una !ex-porno star!  (Desde cuándo es sólo ex, no lo dice la noticia).

Mmmmm. ¿Otro noble que tiene también fijación con las pelusas?

Pienso que la endogamia ha afectado desde siempre el cerebro de la realeza.

¡Realmente!

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