De lejos parecen moscas

mosca anzueloLos que estamos sujetos a la maldición de no poder acceder a nuestro dinero de jubilación, situación que según he averiguado es exclusiva de nuestro amado país, entenderán lo que sigue, tal vez.

Hace poco, el gobierno (así, en abstracto, no vale la pena ni tratar de entender cual Misterio o Ministerio ha tenido la “idea” o la «sensación de idea»; da igual) ha decidido que ahora, esos ejercicios  sadomasos que son las solicitudes de “divisas” (el horror es nuestra divisa, es su divisa) se deben llevar a cabo exclusivamente a través de los bancos nacionales. Es decir, han eliminado la posibilidad de que elijamos el palo dónde nos ahorcamos. Ellos (y ellas, claro) han decidido cuál será ese palo.

Recuerdo haber leído que cuando la Inquisición quemaba vivos a los herejes, alguien había tenido la brillante idea de envolver el pecho del condenado en vendas de agua helada para que el corazón fuera lo ultimo en quemarse y así garantizar una agonía mas larga. Los estúpidos herejes tenían la culpa, obviamente. Primero por herejes: quién los mandaba a no creer en el verdadero dios. Luego, porque en su limitada estupidez herética no alcanzaban a comprender que este acto de aparente crueldad escondía un tesoro de compasión y amor infinitos. Prolongaba la agonía, sí, pero para darles hasta el final la oportunidad de descubrir al verdadero dios y alcanzar –tal vez—la salvación eterna.

Pero divago;  o en mi caso, trivago, porque con la edad aumenta la dispersión.

Quería contarles mas bien sobre mi experiencia al entrar a hacer la “preapertura de cuenta”(se llama así)  en uno de los bancos nacionales. Ojo. Que es sólo pre-apertura. Ese pre, tan pequeño, funciona como la venda helada.

Abres la pagina y encuentras de golpe y porrazo una primera tarea:

Parecen moscas

Tarea 1: Seleccione el tipo de documento e ingrese el numero del documento (sic).

Luego, debes seleccionar “el documento” según la clasificación en E, P y V.

Apreciados, les juro que cuando llegué a la conclusión adecuada sobre esta “tipología de documentos”, la página me “sacó” porque había agotado el tiempo que debía pasar en esta primera tarea.

La venda helada fue un invento genial. Uno, en verdad, se va muriendo poco a poco.

Pero luego, para mi alegría, me vino a la mente aquella famosa lista de Borges en Otras Inquisiciones: El idioma analítico de John Wilkins. Allí, el escritor presenta una lista descubierta por un tal Franz Kuhn en una enciclopedia china llamada El Emporio Celestial de Conocimientos Benévolos. Esta clasificación es así:

(a) pertenecientes al emperador

(b) embalsamados

(c) amaestrados

(d) lechones

(e) sirenas

(f) fabulosos

(g) perros sueltos

(h) incluidos en esta clasificación

(i) que se agitan como locos

(j) innumerables

(k) dibujados con un pincel finísimo de pelo de camello

(l) etcétera

(m) que acaban de romper un jarrón

(n) que de lejos parecen moscas.
Ahhhh. ¡El refugio del arte! Como un paraíso eterno, imperturbable. Para aliviarnos siempre.

No solo me consolé de tanta estulticia y maldad, sino que pensé que el elegante humor que se desprende de la contradictoria lista de Borges les está vedado desde y para siempre a los creadores de las vendas heladas. El Emporio Celestial de Conocimientos Benévolos es otro de los paraísos que no conocerán.

Tal vez porque en esta vida se han conformado con los paraísos fiscales.

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