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De laureles y flatos

Hace poco, en mis ociosidades, publiqué una foto de las flores del laurel porque nunca me había fijado en ellas. Ya les había contado en otro post que yo pasé un año en Trieste comprando laurel seco (porque ni mi abuela ni mi madre cocinaban un arroz blanco sin laurel, ni marinaban la carne de las hallacas sin laurel tampoco), sin darme cuenta de que por toda Trieste abundan los laureles de los que puedo agarrar todas las hojas que quiera.

La foto que colgué en FB produjo una conversación abundante entre varias amigas de la que surgieron varios sub-temas: la posible toxicidad de algunos laureles, el mito de que ponerlo en la salsa está bien, pero masticarlo te envenena, y el/los posibles orígenes de la asociación del laurel y la gloria. He aquí algunos datos útiles según algunas búsquedas y conclusiones de la conversación:

1) Ponerlo en el guiso está bien, pero masticarlo te envenena. FALSO. Masticarlo solo hace que sea de difícil digestión porque es una hoja muy dura.

2) ¿De dónde viene la expresión dormirse en los laureles? De una vieja creencia de que si dormías poniendo hojas de laurel bajo la almohada te volvías poeta. Cuando no daba resultado (el 100% de los casos, pero la vida humana es corta y el olvido es largo) se decía de la persona que se “durmió en los laureles”.

3) Algunas variedades son tóxicas. FALSO. Ninguna variedad de laurel (Laurus nobilis) es tóxica.

Et alors?

La culpable de esta mala fama es otra planta parecidísima al laurel pero que es otra especie, la Kalmia latifolia que, como ven tiene hojas idénticas pero flores rosadas, de hecho mucho más vistosas que las del laurel.

Esta planta es americana, crece (según Wikipedia, sorry) en el este de los USA y ha sido llamada mountain-laurel, por el parecido de las hojas con las del Laurus nobilis de origen mediteráneo. Un poco como el caso de nuestra Arracacia xanthorrhiza (apio criollo) que fue llamada apio porque las hojas se parecían a lo que ahora llamamos “apio-España”.

Kalmia latifolia
Kalmia latifolia

Pues esta Kalmia no tiene nada de calmia,  y es venenosísima para animales y humanos. Es, sin embargo, apreciada y cultivada por sus flores ornamentales y porque la madera se usa(ba) para fabricar utensilios (cucharas, pipas) y hacer cercas en jardines.

4) Asociación con nobleza. Ahí estuvo más reñida la discusión feisbukiana. Alguien se decantó por el mito, otra por el deporte y yo (el signo Virgo es terrenal, sorry)  les recordé las humildes propiedades de la infusión de hojas de laurel para uso antiflatulento. Nada glorioso como ven. Con lo que a una cuarta interlocutora se le ocurrió que las coronas se las daban al participante con más gases. La reconstrucción del recorrido mítico del laurel-cum-gloria llegó entonces a su fin de esta manera:

 En un principio era el flato. Es decir, inicialmente los concursos eran de pedos, flatos, gases, cuescos, follones, o como se quiera llamar, que muchos nombres tiene este humilde producto interno bruto. Conociendo desde antiguo las propiedades antiflatulentas del laurel, al vencedor del concurso gaseoso se le obsequiaba una corona de laurel para que la llevara a su casa y (su abuela, madre o esposa, claro) le prepararan la infusión para que, finalmente,  se curara y se dedicara al arte.

 La corona de laurel posteriormente se asoció con la idea de vencer en otros concursos. Y así continuó hasta nuestros días.

Moraleja, ma non troppo: SIC TRANSIT GLORIA MUNDI

 PS: Si ya más seriamente quieren leer en inglés sobre las propiedades toxicológicas de la Kalmia latifolia:

http://thetoxicologisttoday.blogspot.it/2010/09/bay-leaf-is-it-toxic-or-what.html