De hongos y demás (!cuidado!, contenido explícito)

Ya vamos hacia febrero y la cosa pinta mal: un invierno que no ha sido tal en muchas partes de Europa con sus consecuencias para la agricultura, el Papa Francisco cambiándole el Padre Nuestro a los italianos (que ya lo quieren poco), los hijos de la Gran Bretaña yéndose definitivamente de la UE, el coronavirus que sigue avanzando sin compasión, la actriz/embaucadora profesional Gwyneth Paltrow que adquiere más millones vendiendo una vela que se llama “It smells like my vagina”… Ya no hay sino que girarse un par de grados a derecha o a izquierda y encontramos algo que va muy, pero muy mal. Escojamos uno de los desastres y hablemos por un momento de la vagina de la Sra. Paltrow, o mejor dicho, de su vulva, que ella confunde con su vagina: lo admitió en una entrevista con mucha candidiasis, perdón, candidez.

Para comenzar, para oler la vagina de alguien (no solo la de la Paltrow) habría que tener la nariz como Pinocho en su mejor época de mentiroso, ¿o no?

Luego, me llama mucho la atención que alguien que quiere vender “feminidad” no sepa donde está cada cosa en el cuerpo de la  mujer (el de ella misma, for God’s sake!). Es como si un odontólogo confundiera los labios (de la boca) con las muelas del juicio. Mmm. Daría qué pensar, y la lógica te ordenaría alejarte LO MAS POSIBLE de un “odontólogo” con estas confusiones anatómicas. Imagínense lo que perjudicaría la salud si uno va a que le saque la muela del juicio un “profesional” de esta calaña. ¿No están ustedes de acuerdo? El instinto te dice que no se puede confundir las cosas tan a lo bestia. Pero el mercadeo ayuda a vender falsedades. Es su especialidad.

Por otra parte, el mundo del supuesto glamour y la lógica están tan alejados como el culo y la pestaña. Y el mundo de la Sra. Paltrow está muy alejado del de las personas corrientes como usted y yo. Esta señora millonaria también confesó en la misma entrevista (la  candidez no se le había curado) que estaba bajo efectos de hongos alucinógenos cuando se le ocurrió la idea de vender su supuesto aroma sexual…

Lo otro que hace pensar es qué clase de idiota compra una vela con un «olor al sexo» de una desconocida, por 75 dólares. ¿Es mujer? Me preocupa. ¿Es hombre? Me preocupa enormemente. Al parecer estas velas se agotaron en minutos… Hay mucho dinero en las manos equivocadas es mi conclusión.

Vamos ahora con el olor. NO, la señora Paltrow no está vendiendo el olor asociado a las feromonas que naturalmente están en las partes sexuales de machos y hembras para los fines de reproducción. NO. El aroma en cuestión está hecho así (gracias Google): “geranio, bergamota cítrica y cedro, mezclados con rosa de Damasco y semilla de hibisco”. Y el gancho para vender esta mezcla de aromas concebida bajo efectos de droga ha sido ponerle un nombre supuestamente transgresor (y equivocado).

Pienso en lo que hubiera pasado si los antecesores del sapiens hubieran confundido, las feromonas sexuales con el aroma del cedro, por ejemplo: hubiéramos tenido, miles de años atrás, una cantidad de machos o de hembras desorientados, tratando de cogerse un tronco de árbol… El futuro de la humanidad hubiera estado requetejodido con este despiste de por medio. Hubiera sido tal vez mejor para la especie: no seguirnos reproduciendo y extinguirnos antes de generar tanto esperpento.

Pero hablo ex post facto por supuesto. Ahora tenemos que apechugar con todo. Con el culo, con la pestaña, y con esa amplia zona en el medio que sirve para que los falsificadores natos hagan millones con la estupidez humana disfrazada de deporte, de glamour, de moda… de qué se yo.

Ah, por si fuera poco,  ya salió una contrapartida, esta vez con pretensiones sociales: una vela que se llama “This smells like my penis” (Esto huele como mi pene) que cuesta 100$. Cuesta más, justamente, –dicen sus creadores– para remarcar la brecha salarial entre hombres y mujeres en Canadá, donde surgió la idea. Se están vendiendo bien, y el producto de la venta será (supuestamente) entregado a no sé qué instituciones.

Menos mal que los inventores de esta vela masculina padecieron menos confusiones anatómicas que la Paltrow y no la llamaron “This smells like my balls” (Esto huele como mis bolas) porque tal vez los posibles consumidores no le hubieran parado, literalmente, ni media de las mismas.

!Sic transit gloria mundi!

 

 

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