Melitta

Melitta

Mi abuela materna fue de joven la jefa de las “escogedoras” de café de la pequeña hacienda de su padre. El café hizo una larga travesía desde Etiopía hasta las montañas trujillanas. Pero una vez instalado en ellas, se quedó como si hubiera vivido allí desde siempre. Y el trabajo de la selección de los granos realizado a mano por mujeres era central para estas pequeñas haciendas que luego vendían el grano seleccionado a las grandes casas de torrefacción.

Amo el café. Su aroma es algo que me recuerda la casa, la infancia y tantas experiencias personalísimas. Me hace gracia cuando los italianos se atribuyen la posesión del mejor café del mundo. Y la defensa del expresso como LA FORMA de tomar café.

El expreso, aunque me gusta, tiene algo que no me convence. El expreso italiano tiene, en general, 15 ml de café amargo y concentrado que la gente toma relleno de azúcar o edulcorantes. Y suelen tomarlo de prisa. Es media onza, ¿qué más puedes hacer?

Yo, en cambio, asocio el café con la lentitud. El café en mi opinión debe durar. Debe ser un placer lento. Y el aroma debe impregnarlo todo. ¿Alguna vez han tenido la experiencia de tostar café en casa? Yo viví en casas donde el café se “asoleaba” (se secaba al sol), se “venteaba” (se hacía girar en el aire para ir eliminando la cascarilla), se tostaba y se molía en piedra o en molino casero. Y se colaba y re-colaba en mangas de tela para lograr la concentración deseada. Cada uno de estos procesos comportaba un aroma diferente por supuesto. Y todo esto era largo. Casi intemporal. Ofrecer un café era entonces una cortesía muy refinada.

Pero no es de mi abuela que quería hablarles sino de Melitta Bentz, otra mujer del café. Pero alemana e inventora del sistema de colado con filtros de un papel especial que se desechaba después de cada uso. La Sra. Bentz y su sistema desechable fue fundadora de una empresa millonaria alrededor del sistema Melitta y sus filtros. La Melitta permitió llevar el café a la oficina de manera limpia mucho antes de la invención de lo que en Venezuela llamamos greca pero que es italiana. Sobre todo cuando se hizo eléctrica. ¿Quién haya estudiado en USA sabe que una Melitta en las oficinas era de rigueur.

El expreso y el colado son dos mundos diferentes. En ellos el café tiene un sabor y un efecto diferentes. El expreso es breve y de sabor fuerte. El colado es largo de sabor suave. Pero !ojo! el colado proporciona una cantidad MAYOR de cafeína que el expreso, aunque la gente no lo sepa. Es decir que el colado te mantiene en actividad por más tiempo que un expreso. Porque a la cafeína también le gusta la lentitud del arrastre del agua más que el chorro súbito de vapor. Creo que el gigantesco café americano puede estar relacionado con su nivel de producción en el trabajo. El italiano debería vivir en el bar para lograr el mismo efecto. Muchos lo hacen, en menoscabo del rendimiento.

Melitta Bentz y mi abuela sabían de café. Mi abuela no se hizo millonaria por eso, sin embargo. Pero tal vez vivieron igual de satisfechas. Eran mujeres del café. Mujeres de su casa. Y un buen café es sólo eso: un café bueno.