¿Huevos o lotería?

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!Ah, los dilemas del venezolano de hoy gracias a la perversidad del «socialismo del siglo XXI»!

Hace tiempo leía en Cabrera Infante que en su niñez de pobreza en la Cuba precastrista, la familia del escritor, que tenía una pasión desmedida por el cine, a menudo se veía en la disyuntiva de decidir si cenaban –-aunque fuera pobremente– o iban al cine. El presupuesto no les permitía hacer ambas cosas. Y entonces, la pregunta de la madre al grupo familiar era «¿cine, o sardina?».

En la Venezuela castrista de hoy (donde hay poco cine y menos sardinas por aquello de la involución) se presentan también estos conflictos. Yo imagino al padre o madre venezolanos (como me tocó a mí) en la puerta del establecimiento de la fotografía leyendo el letrero y dudando: ¿huevos o lotería?

Porque vamos a ver, sigamos el hilo del pensamiento del posible comprador: «Los huevos me cuestan 550 “Bs fuertes” (moneda ficticia made-in-revolution). Si compro un cartón de huevos alimento a mi familia durante mmmm, vamos a ver, somos 4 en casa, el cartón trae 30 huevos. A uno por cabeza mmmm podemos comer un huevo al desayuno durante … 7 días más o menos. Si en cambio nos da por el lujo de comernos 2, los días de desayunos ovífagos se nos reducen a 3 (y algo)… Si, por otra parte, en lugar de comprar los huevos me compro un billete de … pongamos el Kino Táchira que cuesta menos que el cartón de huevos …y me gano el triple GORDO, ¿cuántos cartones de huevos podré comprar? ¡Podré comprarme hasta una gigantesca granja de gallinas ponedoras, si quiero!, (nota mental: meterme a chavista para que no me la expropien) y no volver a preocuparme por comprar huevos en toda mi vida! No sólo nuestro desayuno estará garantizado, sino el de mis primos, mis tíos, mis sobrinos, mis abuelos, mis nietos y bisnietos … mis vecinos … ¡!!Ahhhh, que maravilla!!! Repartiré huevos por doquier. Todos me amarán. Me convertiré en EL REY DEL HUEVO.

Y al hipotético personaje ya le entra una deliciosa borrachera de colesterol de solo pensarlo… ¡Siente ya un vértigo!

El dilema continúa: “Pero ¿y si no gano nada? Habré regresado sin los huevos a casa y no habrá desayunos con huevo por un buen tiempo. Mmmmm. Está complicada la situación”.

Yo, personalmente, además de sacar la foto, iba a comprar huevos y compré huevos. Medio cartón, no exageremos, tampoco. Pero al lado estaba la cola de los que decidieron por la lotería. La fantasía es siempre taaaan seductora.

Hace casi 20 años el pueblo venezolano tuvo una disyuntiva mucho más seria que cine/sardina; o que huevos/lotería. El dilema era democracia o “revolución”. Y votó a la supuesta “revolución” pensando que se ganaría el Triple Gordo.

Ahora, 20 años después, cual tristes personajes de una lúgubre Isla de la Fantasía, nos quedamos como Tatoo, mirando al cielo, viendo pasar la abundancia y el progreso allá arriba a lo lejos, y diciendo con voz quebrada “el avión, el avión”. Pero el avión sigue de largo. Y nos quedamos cada vez más solos.

Lo malo es que muchos nunca jugamos la lotería.

Pero igual perdimos.