Fútbol y Hambre

 

Balon de futbolEs irresistible en estos días comentar algo sobre el fútbol. La insoportable levedad del ser se impone sobre otras realidades. No soy fanática de ninguno, pero me gusta observar dos buenos equipos en acción. Ver tanta testosterona apenas contenida por 17 reglas (¿heptadecálogo?) dice mucho sobre los hombres.

Me interesa, sobre todo, la “sociología” (bueno, especie de) del fútbol.

¿Porqué despierta tantas pasiones? ¿Cómo miran el futbol los hombres y cómo las mujeres? ¿Qué ven de perturbador los  musulmanes (hombres) en el fútbol que a las mujeres se les prohíbe mirar los partidos aunque sea en la tv? Vainas como estas me llaman la atención y ocupan mis neuronas “leves”.

En mi opinión –nada especializada–, este mundial se ha estado desarrollando sin gloria y sí con mucha pena; sobre todo para los equipos europeos. Uno a uno van siendo enviados a casa. Y se han ido con tristeza. Del Bosque quiere renunciar, Brandelli ya renunció, A Balotelli lo han recibido entre insultos racistas en Italia…y pare usted de contar.

Y hablando de La Roja, me han llamado la atención las declaraciones de Xabi Alonso quien, por cierto, también se va, y tal vez acepte una oferta de 15 millones por parte de Qatar (creo). Aparte de que uno pueda pensar con la neurona guara “ná guará: ¿cuántas escuelas se podrían construir con esos reales”,  Alonso comenta así la derrota de España:

 “No hemos sabido mantener la convicción, el hambre, esa ambición de ir a por el campeonato. No nos veíamos reflejados en el campo”.

Es esa mención al “hambre” la que me pareció muy acertada por parte de Xabi (aunque Iniesta no estuviera de acuerdo). Para realizar con éxito cualquier actividad hay que realizarla con “hambre”. Con un verdadero deseo físico, en este caso, de victoria.

Me parece que muchos equipos fuertes y consolidados se apoltronan. Son equipos donde los jugadores ya han trascendido su estatus de deportistas para acceder al “plano” de superstars, de «primadonnas» (sorry, no hay primouomos). Y las superstars y las primadonnas del fútbol resulta que ya no tienen hambre. Se han convertido en  millonarios cuya preocupación es menos el fútbol que las inversiones.

Por otra parte, muchas de estas superstars son perfectas máquinas físicas en carrera contra el tiempo, si consideramos que los 30 años es como un umbral para el futbolista; con bastantes excepciones, como Zidane que jugó hasta sus  34 años, y hubiera continuado a  no ser por el célebre (y triste) cabezazo a Materazzi. Estas máquinas perfectas, sin embargo, como seres humanos dejan mucho que desear. Algunos son directamente insufribles, como Balotelli o Maradona (con perdón de sus fans).

Volviendo al mundial, hay equipos que han jugado con verdadera hambre de ganar: Chile, Colombia, Uruguay, México, por ejemplo. Tal vez alguno de estos llegue a la final gracias a esa hambre.

Claro, hay una línea gruesa entre el hambre del triunfo que proclama Xabi Alonso e hincarle el diente a tu contrincante,  como hizo Luis Suárez. Y aquí me pregunto  ¿Sería que Suárez leyó las declaraciones de Alonso y las malinterpretó? Algunos deportistas no son muy listos. Aunque Suárez, hay que decirlo, tiene cierta fama de incisivo y mordaz.

Ayer los diarios decían que la FIFA abrirá una investigación sobre  Suárez. Lo entrevistaron al respecto y él ¡ni pen-diente! No parece tener re-mordimiento alguno, al menos de conciencia.

Pero teniendo en cuenta que es reincidente, o en su caso, reinci-diente, si no le dan su merecido esta vez, ya puede darse con una piedra en los ídems.