La gira de Dudamel con la Orquesta Juvenil de Venezuela se ha cancelado después de una larga relación de amor /conchupancia entre «el bello y la bestia».
A Dudamel, soslayando su apellido que incluye la palabra “duda”, le tomó 20 años (+ ó -) de demostraciones brutales para –ahora sí– dudar de las bondades de un régimen militarista disfrazado burdamente de socialismo. Y ahora, declara, en el peor estilo de Alejandro Sanz, que anda con el corazón partío…
Pero no es del corazón roto de nuestro showman predilecto que quiero hablar. Ni poner en duda-mel sus cualidades como Director, aunque personalmente cierta música prefiero oírla sin presenciar exhibiciones desenfrenadas.
Es sobre gramática que quiero decir un par de cosas, robándole un poco de espacio a mi entrañable Pipo, sedicente El Lingüista Fastidioso.
Y es que cuando el inefable Maduro habla, no se puede menos que pensar en los universales del lenguaje y en la gramática y en todas esas perversiones a las que se dedican ciertas mentes ociosas. Y el tema gramatical que me asalta es el de los participios y gerundios del español. Porque las declaraciones del “Presidente” (participio activo aunque él sea pasivo) han sido estas:
“Le envío mi saludo a Gustavo Dudamel aunque no nos comprende, se ha vuelto un incomprendido como dice la canción de Ismael Rivera, de Maelo (…)…”
Y es que cuando Maduro va más allá de lo que le permiten los universales… pues, ¿cómo decirlo sin ofender? ¡La caga!
Pero no todo es su culpa, claro. Todo error tiene explicación (que justificación). Y es que esos restos verbales (verboides, los he visto llamar) que pululan por la gramática (la mental y la formal) se las traen. Hay uno de esos verboides que se llama “participio” al que le encanta funcionar como adjetivo (p.ej. “dormido”) o como sustantivo (p.ej. “presidente”). Y el otro que se llama “gerundio”. Así, para un verbo cualquiera, el cuadro sería así: amar (infinitivo), amado (participio pretérito), amante (participio presente), amando (gerundio).
Pero es el bendito participio la concha de mango (o de maduro, es igual). Porque tiene tres formas teóricas (en la realidad, sólo dos). El pasado, y el presente. Y, aunque en teoría todo verbo puede formar estos participios, en la práctica no es así.
Tomemos el verbo “comprender” paradójicamente usado por Maduro: Su paradigma teórico sería:
infinitivo |
partic. pret. |
partic. pres. |
gerundio |
comprender | comprendido | *comprendiente (forma teórica, inexistente) | comprendiendo |
Incomprendido, por su parte, es una forma que se “escapó”, gramaticalmente hablando, desde comprendido. Porque NO hay (todavía) un verbo “incomprender”, lástima. El prefijo IN, de connotación negativa le da el significado de algo o alguien que NO es comprendido. Y no de alguien que NO comprende, que sería algo así como *incomprendiente que es tan inexistente como *comprendiente. (!Pendientes!)
El razonamiento (yo siempre exagerada) de Nicolás ante la decisión de Dudamel de participar (aunque tarde) es: Dudamel no comprende, por lo tanto es un incomprendido. Y la neurona loca que le conecta todo con la salsa le remata la frase: …como dice la canción de Ismael Rivera, Maelo…
Nicolás, sólo se me ocurre un deseo:
!Ojalá que siempre te sobre salsa para tu pasticho!