Leo en El País un artículo sobre Rafael Sánchez Ferlosio (1927-2019), un autor para mí desconocido hasta el día de su muerte. Me llamaron la atención algunos de sus títulos y me fui por “El Jarama” porque el mismo autor en una entrevista renegó de esta obra. Y porque al buscarla !oh milagro! sin que mediara la odiosa publicidad que hace que detestes Internet, apareció completo y gratuito el PDF de la novela.
Comienzo a leerla con gran contento. Y estoy leyendo el segundo párrafo cuando encuentro esta frase:
…Colocaba la silla de lado, de modo que el respaldo de ésta le sostribase el brazo derecho, mientras ponía el izquierdo sobre el mostrador.
¿Sostribase? me pregunto. ¿Sostribar? Qué demonios…
Y aquí comenzó mi aventura. Escribo “sostribar” en el DLE que siempre tengo abierto para emergencias como esta y … NO ESTÁ. Para el sumo diccionario, no existe…
Con un mal humor creciente me voy al oráculo Google y le pregunto por “sostribar” y el oráculo se me hace el huevón, pero me manda a la página de un periódico que se llama “Palremus Estremeñu” donde otro individuo ¡hace ya 10 años! se quejó de la “inexistencia” de la palabra “sostribar” de esta manera genial (cito):
¡Vaya! Ahora me entero que el verbo sostribar no existe ¡Pues lo tenemos claro!
A ver como hago yo ahora para sostribarme en la pared, en la barra del bar o en cualquier otro sitio ¡Ni en el diccionario de la RAE! Tanto estudiar, tanto estudiar para doctorarse y nuestros académicos sin saber que les falta un verbo, y si se le ha pasado este ¡Cuantos habrán (sic) por ahí perdidos! ¡Ey! Y que quede bien claro que apoyar es otro verbo.
Así que me quedé como antes. Había avanzado muy poco más. Sabía que se relacionaba con “apoyo”, cosa que ya había deducido por el contexto. Pero que no eran sinónimos según el forista.
Me quedé varada al comienzo de la novela (al final la terminé) por mi desorden obsesivo-compulsivo que me llevó a los detalles del dialecto extremeño: me sorprendió su “lambdacismo”, es decir, el cambio de “r” por “l” a final de sílaba (por ej. “peldonal” en lugar de “perdonar”) que pensé que era exclusivo del Caribe.
Miren la belleza de defensa del extremeño que hace un tal señor G. Moral en el periódico mencionado:
«Entre nusotrus i nusotrus palramus estremeñu pa platical. Quandu mos ajuntamus aquí, procuramus quasi que siempri de palrá-lu, porque la mejol manera que tenemus de defendel el estremeñu es palrandu-lu.
Y luego encontré un diccionario español extremeño y así seguí navegando porque “sostribar” te lleva a Extremadura por donde corre el río Jarama. Porque “sostribarse” es la forma extremeña de estribarse, de apoyarse en algo sólido que te sostiene con firmeza. Es una forma de anclarse. Tal vez sea Extremadura una región ventosa, no lo sé.
El forista mencionado tiene razón: cuántos verbos, cuántas palabras perdidas hay. Y es que por limitación física, hay muchas más palabras fuera que dentro de los diccionarios. Las palabras pertenecen a la vida. Y las vidas son, han sido y serán tantas… Sólo muy pocas palabras pueden pasar a los diccionarios, porque no hay diccionario humano hasta ahora que pueda albergarlas a todas.
Los diccionarios son necesarios y hasta divertidos, pero en cierta medida se parecen a los cementerios. Los cuerpos (las palabras) pueden estar en ellos por un cierto tiempo. De vez en cuando hay que exhumarlos, y dejar tierra libre para otros cuerpos, para las palabras nuevas.
Me queda la duda de si sostribar no está porque nunca entró o porque la sacaron, la exhumaron (a pesar de su anclaje fuerte) para darle entrada a otra. !Oh no! tengo una sospecha espantosa: Acabo de buscar reguetón y esta SÍ que está…
La idea de que sacaron «sostribar» para meter «reguetón» me desconsuela profundamente.