Batracios y hemeralopía
Bueno, tal vez esta sea la penúltima des-integración. La última, imagino, –tal vez contagiada del ánimo luctuoso del Viernes Santo–, es siempre la de la muerte: uno se desintegra primero y luego se integra a la tierra adonde siempre perteneció. Polvo eres y en polvo te convertirás; dust to dust, ashes to ashes: les digo que es el espíritu semanasántico.
Después de integrarme a los panitas de la ferriera por un rato, me integré también a las mujeres del domingo de ramos: aparecí por la parroquia respectiva sólo una tarde a recortar olivos para que se repartieran el domingo de ramos (aquí no hay palmas), y a hacer algunas fotos para la cartelera del lugar.
Y mucho antes de todo esto, el año pasado, tuve una brevísima integración con el ropero parroquial, donde los menesterosos reclaman airados si junto con la pasta y la salsa que también les regalan cada 15 días no encuentran su buen trozo de queso parmesano (del reggiano, el legítimo, no se crean).
Pues el penúltimo grupo adonde he sido atraída con cantos, que no de sirena, sino de rana, se llama Tutori stagni. Es decir, Guardianes de estanques. Ya expliqué el año pasado que hay un grupo de gente dedicada a salvar la fauna regional de anfibios. Especialmente a la rana del Carso que está desapareciendo.
El asunto es que ella (la rana) se aparea por esta época; y para hacerlo, debe atravesar una carretera con el consiguiente desastre para la comunidad (de las ranas, porque los automovilistas que las aplastan, ni se enteran).
Este período de apareamiento es durante las lluvias y dura dos meses más o menos; y entonces, los Tutori stagni deben ir a colectar las ranas en un lado de la carretera, para transportarlas a sus respectivos parajes amatorios, que quedan del otro lado.
Esto involucra solicitar una cantidad de permisos en las alcaldías respectivas, hacer todo tipo de propaganda para que la gente sepa que en las noches de lluvia habrá una cuerda de loquitos fosforescentes transportando ranas. Estos loquitos, además, deben ir vestidos para chapotear en la lluvia: poncho impermeable, botas, sombrero, linterna, chaleco fosforescente, bolsa de tela para las ranas…y pare de contar.
Mi amiga triestina pertenece a esta organización y en un par de oportunidades ha tratado de convencernos a E y a mí. Pero el asunto es complicado en mi caso. Que conste que yo siempre estoy de parte de los pobres, los excluidos, los necesitados –en este caso, las ranas—, pero sufro desde niña de hemeralopía, o sea, de ceguera nocturna.
Yo le expliqué bien mis circunstancias (atenuantes) hace poco a mi amiga: los tutori son muy pocos –le dije–. Y esos pocos deben concentrar sus esfuerzos en transportar las ranas, NO en transportarme a mí. Porque imaginen el efecto de la oscuridad, y las luces cegadoras de los coches en la carretera sobre mi pobre visión nocturna y mi astigmatismo.
Le expliqué que con gusto (es un decir) transporto un saco de ranas, pero que yo necesitaría también un tutor… que me transportara a mí. Lo que no iba ser de mucha ayuda. Así que si yo iba de voluntaria, el número de colaboradores iniciales se vería reducido en lugar de aumentado. ¡Paradojas de la vida batracia!
Además, desde el punto de vista de la integración no es que me sintiera muy a gusto que digamos. Porque, inicialmente, pareciera que me integro al grupo tutori, puesto que transportaría las ranas. Pero si alguien me transporta a mi… ¿eso no me convierte, por extraña metamorfosis, de tutor en rana?
¿O eso no funda el nuevo conjunto “tutorana” que me tiene a mí como único elemento?
Sinceramente, no sé qué hacer.
Ya está empezando a llover y debo responderles algo:
¡Ahhh, Lou! cómo extraño tus juegos de palabras. Este, en particular, me hizo reir un montón.
No me quedó claro qué pasaría contigo una vez que estés del lado romántico de la carretera, bajo tu identidad de tutorana…
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jejejeje. mejor ni pensarlo
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Vas atener que hacer como el chiste del gato, después que agarres las ranas les pides a ellas mismas que te lleven al otro lado de la carretera! Suerte con eso tía!
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si…el rollo es que ellas no consiguen pasar sin ser aplastadas. no creo que me arriesgue 🙂
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Es necesaria la incorporación de alimentos ricos en vitamina A: leche y sus derivados, huevos, zanahorias, lechuga, pimientos, pepinos, tomates.Pero creo que ya es tarde,manita.
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si, hermano, es demasiado tarde 😦
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