Hace muuuuchos años, lo real y lo virtual se oponían. Ahora han confluido y se con-funden hasta la alienación.
No pensaba volver a escribir estas tonterías. Pero es que hay noticias que lo dejan a uno con ganas de compartir. Sobre todo la risa.
Hoy leo en Il Piccolo de Trieste:
«Condenada por hacer prostituir a su madre en la Web»
Debo aclarar que la prostitución y todos las actividades a su alrededor son ilegales en Italia (Berlusca tampoco lo sabía).
El cuento es bastante jocoso, si se quiere. Una chica rumana, de 23 años, residente en Italia, crea una página Web para publicitar las actividades de prostitución de su madre. Así como lo oyen. (Imagino que el padre era el pimp).
Dos policías del cuerpo de “carabinieri” vestidos de civil se presentan a la dirección dada en la pagina Web. La buena señora (que según la página Web, tiene 35 años), cree que son clientes y comienza a proponerles rebajas por un trío (!lo cuenta el diario!) … Al final, cuando virtualmente se descubre la realidad, la Sra. les dice (¿como justificación? ¿con orgullo?) que su hija es una experta en informática, y que es la que ha subido su anuncio online incluidas las fotografías…
La historia no termina bien, porque ante la realidad tan real y tan poco virtuosa, le dieron 10 meses a la chica por favorecimiento de la prostitución. La noticia no dice que pasó con la madre.
Lo que me preocupa es que estas mujeres deben haber sido las primeras sorprendidas… Ah, ¿no se podía? Ah, ¿es ilegal? Oh, ¿no se puede usar Internet para ayudar a la madre a prostituirse? Ehh, ¿no se vuelve legal la cosa si está en una página Web? ¿Y que tal un blog? ¿Tampoco? ¡Qué fastidio! Mire que ella es experta en informática…
Ya nadie parece saber donde está la realidad. El mismo periodista titula la noticia : «condenada por hacer prostituir a su madre en la Web». ¿Really? La prostitución era en la Web?
Con tanta realidad virtual ya no distinguimos el culo de las témporas.