
Mi suegro, a quien no conocí, contaba esta historia:
“Un campesino tenía un burro que le ayudaba en sus quehaceres. Pero el campesino era tacaño y cruel y le daba poca comida a su cuadrúpedo ayudante.
Cada día le daba menos. Y el burro languidecía, pero seguía trabajando.
Un día el avispado campesino, animado con sus resultados dejó de darle comida completamente.
Y el burro se murió.
Entonces el campesino reflexionó más o menos así:
–!Vaya, qué burro desagradecido! Ahora que ya le había enseñado a trabajar sin comer, se muere.
No sé porqué este cuento me trae a la mente los experimentos de ciertos políticos con sus pueblos.