Les juro que ando un poco perdida. O como dice mi madre que andan las quinceañeras: “confundida”.
Se acercan peligrosamente las elecciones. Y veo tres candidatos.
Uno que se cree la encarnación de Bolívar, y a cuenta de eso, y sin ningún consenso (excepto el de sus compañones), ha desenterrado sus pobres huesos, ha ordenado exámenes, análisis, tomografías, radiografías, fondos de ojo, etc., y ha re-construido su cara sino a su imagen, por lo menos a su semejanza. No se ha dado cuenta de que ha devaluado no sólo el bolívar, sino al Bolívar.
A otro de los candidatos se le atribuye ascendencia directa de una rama ilegítima de la familia Bolívar. No sé si alguien a esta altura quiera leer estas historias “geneilógicas”. Tampoco sé si importe (a mí, no), si será cierta, o es marketing… La verdad es que estas ilegitimidades eran muy comunes en la historia. Menos mal que este candidato no ha hecho de esto una bandera.
El tercero es una tercera: María Bolívar. La única realmente Bolívar de los candidatos es quien me llama la atención. Porque es tan… ingenua (no encuentro adjetivo mejor), que uno duda de sus facultades mentales. Esta candidata tiene una panadería de moderado éxito, de nombre “Mayami” en el Zulia (tierra extraña por demás). Y ha fundado un partido de nombre cuasi-berlusconiano: Partido Democrático Unidos por la Paz y la Libertad (PDUPL).
¿Qué sabemos de María Bolívar? Poco. Pero al menos esto:
1. No ha hecho (que yo sepa) alusión a su posible parentesco con nuestro devaluado prócer. (Se agradece. Estamos hasta aquí).
2. Tiene gran confianza en sí misma:
«La veo perfecta (la candidatura), la veo muy bien, es una candidatura cien por ciento ganadora y yo me veo triunfadora; soy la próxima presidenta desde el 7 de octubre».
3. Busca la igualdad y la prosperidad del país:
«… porque mi ideología política es la igualdad, la prosperidad de nuestro país, que haya unión entre todos los venezolanos»,
4. Está en contra de la violencia:
«Empiezan a insultarse y a pelearse y eso a mi no me gusta; me ha pasado que a veces estoy en una parte y si están los (seguidores) de Chávez y los de Capriles y empiezan ellos, yo no, a insultarse y a darse golpes y eso a mi no me gusta»
5. No entiende ni papa de la economía. Recientemente, cuando le preguntaron en una entrevista sobre sus medidas para frenar la inflación, le pidió nerviosamente a la entrevistadora si le podía «dar una ayudaíta», es decir, alguna pista sobre el significado de «inflación». (soooo cute!)
Por eso digo que estoy confundida. Porque tanta ingenuidad, tanta liviandad, tanta comiquería, casi que merece que uno se lo piense. Tiene todos los atributos de un buen candidato a la presidencia (quiero la paz, la unidad, la igualdad, bla bla bla…), y, además, una honestidad a toda prueba: NO SÉ QUÉ COÑO ES LA INFLACIÓN, MUCHO MENOS CÓMO LA COMBATIRÉ.
Los «loquitos» siempre inspiran ternura. Si estuviera ante las urnas de votación, les confieso que tendría que dominar fuertemente mi tentación de votar por María.
Pero mientras tanto, solo puedo repetir algo, como en mis años de estudiante, cuando iba al magnífico cine-club de mi querida ULA (Universidad de Los Andes) y la entrada costaba un bolívar de los viejos.
En ese entonces, cuando la película no estaba a la altura de lo esperado, cuando era malosa o chimba, siempre se oía una voz en la oscuridad que gritaba a todo pulmón, ejerciendo esa mala educación de la que nos sentimos tan orgullosos los venezolanos:
!QUE ME DEVUELVAN MI BOLÍVAR!
(….qué poco sabíamos).
Esa ingenuidad que tenemos los venezolanos que casi la la estupidez. Esa capacidad para NO ENTENDER nada de que te engañan permanentemente pero muy avispados cuando se trata de engañar a otros, de colearse, de llevarse algo que no es suyo, etc. Por eso, siendo un pais con muchos recursos, nos falta el mas imprtante, el recurso inteligencia, y los que la tienen deben irse a otros paises (p. ej.: Andres Bello). ES un pais nacido con una maldicion de la cual no se ha podido liberar.
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