Días de lluvia en Trieste. Miro por la ventana. ¿Un capuchino? Claro que sí. Es un día de capuchinos, y ventanas, y periódicos.
Yo tengo mi ritual, y mis prioridades. Cuando la cosa está fea por casa (Venezuela), me voy a mirarles los problemas a otros. Mal de muchos consuelo de tontos reza el dicho. Me concentro en la palabra consuelo y sigo adelante.
La noticia del día (13 de febrero) son las ondas gravitatorias. ¡Ah, Einstein lo hizo de nuevo! Leo lo pertinente. Me emociona que haya una física española liderando uno de los grupos que participó en el proyecto. Se me ocurre dedicarle un escrito a Margarita Hack, física florentina/triestina muy controvertida por su ateísmo humorístico (comparaba al Papa con la Befana) y que murió hace apenas dos años. Resisto la tentación, porque los triestinos ni la apreciaban.
Paso de largo y ¡voilà! Allí está la noticia de hoy sobre Iñaki Urdangarín haciéndome guiños. Para mis amigos triestinos y venezolanos que no están al tanto: Iñaki Urdangarín (el de la foto) es yerno del ex Rey de España, Juan Carlos de Borbón, casado con la Infanta Elena (hija de Juan Carlos) y hermana de Felipe VI el actual rey. En estos momentos Urdangarín está siendo juzgado por corrupción. Iñaki (y su combo) creaba fundaciones culturales/deportivas a través de las cuales manejaban fondos mal habidos. Ganados con el sudor de su cara (incluida su amplia frente). Porque él ponía su cara de yerno del rey y las compañías que querían sus servicios le pagaban el uno por ciento de las operaciones que el consiguiera “gestionar» abusando de sus influencias.
Uno de la trama, que ya “cantó”, define a Iñaki como un “facilitador” o “conseguidor”. La historia es, si se quiere, anodina. Corrupción en altas esferas, con o sin corona, ha formado siempre parte de la humanidad. El diario se pregunta, con justa razón, si este es un caso de excesiva viveza o excesiva estupidez por parte de esta banda.
Lo que yo me pregunto al final de mi café triestino, es quién asesoraba a Iñaki C.A. sobre los nombres de estas fundaciones. Entre la lista, los nombres Nóos, Aizoon, Areté resaltan por ser nombre griegos.
Y cuando piensas sobre los significados de estos nombres ya la cosa asciende a tomadura de pelo. A puro “cachondeo” (hablando en ibérico) de gente que se siente más allá del bien y del mal. Recuerda la actitud guapetona y todopoderosa del Chapo Guzmán quien llegó a creer que mientras era prófugo podía también filmar una película sobre su vida que podría –gracias a la magia de Hollywood– convertirse en virtuosa, como le hicieron creer Kate Del Castillo (la reina del tequila) y el impresentable Sean Penn.
Nóos, Aizoon y Areté traducen en español Mente, Eternidad, Virtud. Nada mal. Parece el lema de una casa real. Merecería incluso estar en un escudo, entre un campo de amapolas (al Chapo le encantaría).
¿Por qué estos nombres para las compañías? ¿Por qué en griego? ¿Pensaba Urdangarín y su banda que la nobleza de estas palabras los protegerían de una futura investigación?
Es demasiada fe en el poder de las palabras, se me ocurre. Nóos no tuvo mucha mente y Areté no tuvo virtud. Tampoco Aizoon les duró eternamente.
Imagino que pronto, en sus celdas, Iñaki & C.A. repetirán como inútiles mantras, esas palabras que en su tiempo, como la fe, movieron montañas … de dinero: !Nóos, Aizoon, Areté!