¿Cómo nace el mito?
Nace, en primer lugar, de la observación de la naturaleza. Imaginemos que un grupo humano en su continuo peregrinar por la tierra llega a esta cueva. Es inmensa. De tamaño sobrehumano. Ese grupo de antepasados no puede menos que pensar que quien la habite no es humano. Debe ser un gigante, que tiene un sólo ojo circular en medio de la frente y que no vive como los humanos.
…y llegamos a la tierra de los Cíclopes, los soberbios, los sin ley… No tienen ni ágoras donde se emite consejo ni leyes; habitan las cumbres de elevadas montañas en profundas cuevas…
Homero. Odisea, canto IX
El resto es imaginarlo. Dar nombres: «cíclopes», que literalmente es «los del ojo circular», e inventar sus orígenes, sus vicisitudes; y narrarlo pasándolo de boca en boca. Y cada boca lo modifica, pretendiendo hacer la narración más poderosa, más terrorífica, más seductora. Y luego, mucho más tarde, escribirlo.
Muchísimo más tarde vendrá el cine.
Aquí, en esta magnífica Grotta dell’Uzzo, en Trapani, la costa occidental de Sicilia todavía se siente la presencia del mito. La presencia de Polifemo, el cíclope más famoso, mencionado en la Odisea en uno de sus cuentos más sabrosos.