Cinco vocales

Rafael, inteligente, capaz, humano, venezolano.
Rafael, inteligente, capaz, creativo, humano, !venezolano!

Lo que pasa, Rafael, es que el inglés tiene de 12 a 15 sonidos vocálicos y el español tiene cinco. Y ante su mirada incrédula, yo le dibujaba el cuadrito que me sabía de memoria de mis clases de fonética. Y el seguía porfiando con su simpático acento maracucho:

¡Vái, pronunciálas todas a ver si te creo!

Y yo haciendo lo mejor que podía le pronunciaba las 15 vocales de la foto:Vocales del inglés

Rafael sacudía la cabeza y se rascaba la barba rojiza, porque en ese tiempo usaba barba como muchos varones del grupo. Y al final dijo la frase de la que no puedo olvidarme porque nos dio a todos un ataque de risa:

Vos podéis decir misa, pero pa’ mi van a ser siempre cinco.

Esta conversación la teníamos en 1974, en el campus de la Stanford University, en nuestro minúsculo apartamento 5D (35m2) del edifico Blackwelder, uno de los edificios donde vivían las parejas casadas y sin hijos que estudiaban en una de las universidades más prestigiosas de los Estados Unidos.

Los venezolanos que nos reuníamos allí en ese momento estábamos becados, por supuesto. Nadie tenía dinero para pagar los costos de estudiar en Stanford. En ese momento de las “5 versus 10 vocales”, nos reuníamos para comer pizza casera y beber alguna cerveza antes de seguir estudiando. Éramos tal vez 8 personas, parejas jóvenes (23-25), recién casados, que habíamos dejado nuestros países por un tiempo.  Tres parejas de venezolanos, una pareja de colombianos, un mejicano… Rafael estaba becado por la Universidad de Carabobo (UC).

Rafael, aunque sus padres eran de Europa Oriental (¿Polonia?), era para nosotros “el maracucho”, por su acento. Había nacido y se había criado en Maracaibo y en su momento se había ido a Carabobo para estudiar Ingeniería Eléctrica. A menudo nos hacia reír con sus anécdotas de bicicleta. En el inmenso campus de Stanford no circulaban (incluso hoy en día) carros. Sólo bicicletas. Así que si no sabias montar bici (como Rafael y yo) tenías que caminar (yo), o te arriesgabas a caerte a menudo (Rafael) aprendiendo cada día.

“Hoy no me caí ni una vez” nos decía a veces y nos hacía reír tanto.

Ese muchacho flaco, un poco desgarbado y distraído, que era feliz cuando no se caía de la bici y que no creía en las 12/15 vocales del inglés, es hoy en día el Rector (President) del Massachusetts Institute of Technology, mejor conocido como MIT, una de las universidades más prestigiosas del mundo, que ha producido unos 85 premios Nobel. Porque les he estado hablando de Rafael Reif a quien mi marido y yo conocimos en Stanford cuando éramos unos jóvenes pobretones y soñadores que habíamos tenido oportunidad de obtener becas para continuar estudiando en sitios académicamente privilegiados.

La Venezuela de esa época (mediados de los 70) estaba en buena parte hecha de venezolanos como yo (de “pura” cepa) y venezolanos como mi marido o como Rafael, hijos de inmigrantes.  Venezuela adoptaba a todos los que quisieran trabajar en el país. Sin distingos, al menos en el mundo académico.

Lo mismo hacía EEUU. La diferencia es que EEUU sigue adoptando a los extranjeros de calidad con gran pragmatismo: “lo que haga mejorar a nuestro país es bienvenido”, pareciera su lema.

A la Venezuela del «Socialismo del Siglo XXI», en cambio, le dio por la xenofobia. En ella todo extranjero se ha vuelto sospechoso (excepto si es cubano, claro). Y si ha tenido éxito en la vida, ha pasado a ser también peligroso.

¿Se imaginan qué sería de los Estados Unidos si hubieran segregado y hostilizado a todos aquellos que no descendían de los “puros” y “originarios” que llegaron en el May Flower?  Imagino que sería un país donde imperaría la ley bíblica, y donde todos vivirían como los lunáticos amish (aunque estos estarían prohibidos por ser extranjeros), perdidos entre sus múltiples tabús y prohibiciones. Sin avances tecnológicos de ningún tipo. O estaría poblado de rednecks llenos de atraso, prejuicios y xenofobia como muchos de los que van votar hoy por Donald Trump.

En una EEUU de americanos “puros” no habría surgido nunca un Albert Einstein (alemán), una Marie Curie (polaca), un Alexander Graham Bell (escocés), una Hedy Lamarr (austriaca)… y ya que estamos, tampoco un Rafael Reif, venezolano.

Pero, afortunadamente, en USA los rednecks, los amish, los cuáqueros, el ku klux clan y otros extremistas son minoría y Rafael Reif, un venezolano, está ahí. Dando lo mejor de sí mismo.

En una entrevista (link abajo) él dice cosas que me llegaron al alma (o a un sitio parecido) cuando las leí:

Cuando yo era un estudiante universitario en Venezuela, recuerdo que nadie tenía dinero para comprar libros de texto. Todos en esa universidad éramos pobres, como lo era la mayoría de los universitarios en Venezuela y en América Latina.

Eso era en lo que pensaba cuando vine acá y creé las plataformas de cursos en línea MITx y edX.

Pensando en esa limitación de recursos que él tuvo y en la falta de oportunidades de muchos, Rafael creó en MIT las plataformas de cursos gratuitos en línea MITx y edX, para que nadie, por pobre que sea, y sin importar su país de origen, se quede sin acceso a la información, a la educación. A través de esos cursos y por medio de becas, se puede pasar del aula online al aula presencial de una de las mejores universidades del mundo.

Creo que es el mejor tributo que Rafael ha podido darle al mundo, pero sobre todo a los dos países que lo acogieron y educaron sin importar de dónde venía:  Venezuela y Estados Unidos.

Acordándome de la anécdota de las 5 vocales quise oír una entrevista suya reciente. Escogí una en inglés donde pude comprobar su progreso humano…y lingüístico. Allí estaba. Con su fuerte acento extranjero cuando habla inglés, tal vez ya con 8 vocales (esas 15 del cuadro no las tiene nadie, en verdad) presidiendo la prestigiosa M.I.T que está tan orgullosa de él !que ni que hubiera venido en el May Flower, pues!

Y otra en español, donde el presentador le da las gracias por haber aceptado hablar con ellos y él, con un suave dejo maracucho que alarga las vocales le responde: ¡Muchas gracias por la invitacióooon!

¡ Ve qué molleja Rafael! Te digo una verga: ¡no habéis perdío el acento!

Y ahora sin broma:

Gracias Rafael,  por ser tan venezolano en una época en que muchos –también llamados venezolanos– nos han hecho avergonzar de serlo.

Enlaces:

Muchas gracias por la invitación (extracto del video)

Entrevista de BBC Mundo