Caminando por Roiano, un barrio cerca de casa, me encontré con el «Virgin maker» haciendo una nueva estatua para la iglesia de los santos mártires Ermacora y Fortunato. Aunque, a decir verdad, este último no lo fue tanto: pardon, fue irresitible.
Caminando por Roiano, un barrio cerca de casa, me encontré con el «Virgin maker» haciendo una nueva estatua para la iglesia de los santos mártires Ermacora y Fortunato. Aunque, a decir verdad, este último no lo fue tanto: pardon, fue irresitible.