Izquierda, izquierda…

soldados:as en marchaCuando era pequeña (en edad: 6-7), jugaba en grupos que (al menos que yo recuerde) no discriminaban mucho por género ni por nada. Teníamos un precario equipo de beisbol integrado por las hijas de un gran compositor de música de mi pueblo, los hijos del carnicero de la “calle arriba” (con quienes no me debía juntar tanto, al decir de mi abuela, porque el padre –según rumores– era comunista, pero esto a los míos no les importaba), la vecinita del frente, y dos hijos de familias de comerciantes italianos de la cuadra, que cuando se podían escapar de su padre-padrone respectivo, venían también.

Teníamos, además de este menesteroso equipo  de béisbol, precursor del de Charlie Brown, una banda musical-militar, porque a las mentes simples (los niños, por ejemplo) les gusta el béisbol (perdón a los/las amantes del béisbol), las marchas militares y esas cosas.

El hecho es que los jefes de la banda musical, que no eran otros sino los hijos del carnicero,  nos habían dicho que debíamos, marchar al ritmo de :

izquierda, izquierda,

izquierda, derecha, izquierda.

Yo, que no entendía de marchas, ni de militares, ni de tantas otras cosas,  encontré divertida la proposición la primera vez, porque pensaba que aquello era como una prueba de equilibrio, algo parecido a jugar rayuela,  donde se brincaba tres veces sobre la pata izquierda, una sobre la derecha y vuelta de nuevo con la izquierda.

Los hijos del carnicero, que ya me tenían ojeriza, precisamente por mi falta de ojo para agarrar la bola (yo era ya muy miope, pero no lo sabía) lo tomaron muy mal, y uno de ellos hasta me agarró por el cuello (no había discriminación, dije).  Pensaban que me estaba burlando de ellos, que estaban en tercero y cuarto grado, mientras que yo sólo estaba en primero.

Me enteraron a gritos y con malos modos que el asunto no era sobre una pata unas veces y sobre la otra, otras veces. Que la marcha se hacía siempre CON LAS DOS PIERNAS (me gritaron mucho).

Y NO, no sabían por qué entonces el estribillo estaba hecho así, como para mochos.

No había que cuestionarlo. Era como una oración religiosa. Se reza o no se reza. Pero no se cuestiona.

Como pueden deducir, fue mi primera y última gran experiencia “militar”. No me pareció gran cosa demostrar que yo sabía donde quedaban la izquierda y la derecha de mi cuerpo. Así que en poco tiempo abandoné estas marchas.

Y luego me hicieron abandonar el béisbol….O mejor dicho, me pusieron en las bancas casi para siempre. Y eso, era muy aburrido, hasta para un pueblo como el mío.

Lucy juega mal

Después de esto, ya saben. La dictadura militar en la que vivíamos.  Las persecuciones a familiares (mi padre, mi madre, un tío, por ejemplo) y a amigos (el carnicero, por ejemplo), pues no hicieron sino acrecentar mi sentimiento antimilitar y antimilitarista a lo largo de mi vida.

Y, sinceramente, no entiendo de dónde proviene el gusto generalizado de las mujeres (ciertas mujeres, vamos, pero es un lugar común desde Aristófanes) por los militares…

Uno de los chistes que siempre me gustó es sobre la propuesta del Tar como unidad de inteligencia. De ahí que la unidad mínima sea el mili-Tar.

Y, en fin, he descubierto últimamente que estoy en grata compañía en este sentimiento.

Por mencionar sólo dos: JJ Millás, uno de mis escritores favoritos (ver: Quién querría estar ahí).

Y el siempre controvertido Einstein que en su obra Ideas And Opinions, Pages: 10 (The World As I See It)   expresa lapidariamente:

El peor producto de la vida gregaria es el sistema militar, que aborrezco. Que un hombre obtenga placer en marchar en cuatro a los sones de una banda es suficiente para hacerme despreciarlo. A este hombre se le ha concedido un cerebro grande por equivocación. Una médula espinal sin protección era suficiente. Esta plaga de la civilización debería ser abolida lo más pronto posible. Ese heroísmo por mandato, esa violencia sin sentido, y toda esa lamentable locura que se invoca como patriotismo, ¡cómo los odio apasionadamente! ¡Que vil y despreciable me parece la guerra! Preferiría que me partieran a hachazos antes que tomar parte en este hecho abominable.

ps: el hecho de que parte de sus conocimientos fueran aplicados para la destrucción de tanta gente forma parte de la tragedia personal de Einstein y de la tragedia humana en general.    

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